Me propuse escribir un blog y establecer la disciplina de hacerlo a diario. He pecado de inconstante e indisciplinada, por lo que debo una disculpa, primero a quien se haya tomado la molestia de leerme y luego a mí misma por la falta de seriedad con que me lo he tomado.
Después de éste acto de contrición, me gustaría argumentar -en descargo de mi culpa- que lo mismo me sucede frente a una hoja en blanco: no sé cómo empezar a decir algo que resulte interesante de leer.
Llegué a pensar que no tengo mucho que decir, pero inmediatamente descarté ésta idea porque, si algo desecadena una desbandada familiar, es mi gusto por decir, hablar, abundar, aportar, adosar, extender, redundar y todo aquello que implique prolongar en el tiempo una conversación, aclaración, acotación, argumentación.....iiiggghhhh(onomatopeya de una aspiración indispensable para mi supervivencia).
Así que hoy decidí escribir un poco para no defraudarme, desentumir mis dedos y destrabar mis neuronas, no vaya a ser que mañana ya no tenga posibilidad de sinapsis neuronal alguna. Vaya , pues, mi palabra en prenda...voy por ella. Frase muy ad hoc con estas fiestas bicentenarias en las que nada de lo que celebra el supremo poder tiene relación con la realidad catastrófica que vive nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario